Recuerdo perfectamente aquel 20 de Agosto del 2006, cuando me encontraba en el counter de Avianca en el aeropuerto de Maiquetía en la ciudad de Caracas, estaba haciendo cola para chequearme en el vuelo con destino a la ciudad de Guayaquil con escala en Bogotá, de pronto llegó Rafael Correa, actual presidente del Ecuador, en esa época candidato a la presidencia, asimismo dispuesto a tomar el mismo vuelo, nos saludamos amablemente e incluso platicamos francamente por unos cuantos minutos, recuerdo que me preguntaste sobre mi actividad profesional, al comentarte que me dedicaba al área de tecnología y que trabajaba para una empresa ecuatoriana que vendía software a nivel internacional, te sorprendiste con el comentario y me dijiste que no habías sabido que desde el Ecuador se exportaba software y como ya andabas en campaña al mismo tiempo me dijiste que requerías de la gente de sistemas, de los informáticos para que te ayuden a combatir el posible fraude que se podría dar en las próximas elecciones.
En aquella ocasión como aún eras candidato estuviste ahí como el común de los mortales, mi percepción fue de que eras un persona sencilla, positiva, carismático e inteligente, incluso casi te ganaste el 50% de mi voto, total luego de las elecciones resulta que llegaste, ganaste y te endiosaste.
Si así lo dije, te endiosaste, parece que te embriagaste con el poder y ahora no crees en nadie, es ahora cuando me gustaría encontrarte así mismo para platicar y dialogar abiertamente, no para pedirte ningún favor político, pues eso no acostumbro, a mi no me gusta que me regalen las cosas, solo busco oportunidades y el resto es mi responsabilidad, lo que si te diría es que no estoy de acuerdo con tu forma de gobernar, que corrijas y aceptes tus errores, que no polarices el país y que seas más tolerante.
Pero como todos sabemos, por ahora encontrarte con el común de la gente ya no será posible, pues tu guardia de seguridad personal y tu calidad de Dios, perdón digo de Presidente, ya no te dejará estar con la gente de a píe y si por alguna de esas coincidencias de la vida esto se diera, quizá por decirte lo que me atrevo a pensar hasta a la cárcel me quieras enviar.
Te invito Rafael, a comernos un ceviche de humildad para que se te pase ese chuchaqui de la inmortalidad.
En aquella ocasión como aún eras candidato estuviste ahí como el común de los mortales, mi percepción fue de que eras un persona sencilla, positiva, carismático e inteligente, incluso casi te ganaste el 50% de mi voto, total luego de las elecciones resulta que llegaste, ganaste y te endiosaste.
Si así lo dije, te endiosaste, parece que te embriagaste con el poder y ahora no crees en nadie, es ahora cuando me gustaría encontrarte así mismo para platicar y dialogar abiertamente, no para pedirte ningún favor político, pues eso no acostumbro, a mi no me gusta que me regalen las cosas, solo busco oportunidades y el resto es mi responsabilidad, lo que si te diría es que no estoy de acuerdo con tu forma de gobernar, que corrijas y aceptes tus errores, que no polarices el país y que seas más tolerante.
Pero como todos sabemos, por ahora encontrarte con el común de la gente ya no será posible, pues tu guardia de seguridad personal y tu calidad de Dios, perdón digo de Presidente, ya no te dejará estar con la gente de a píe y si por alguna de esas coincidencias de la vida esto se diera, quizá por decirte lo que me atrevo a pensar hasta a la cárcel me quieras enviar.
Te invito Rafael, a comernos un ceviche de humildad para que se te pase ese chuchaqui de la inmortalidad.
1 comentario:
Triste, dura e incómoda realidad. La naturaleza humana lastimosamente no cambia. Muchos se "envilecen" en el poder, lo que también se da en llamar "locura del poder". Ejemplos muchos: Cesar Nerón, Calígula, Napoleon, Hitler, Stalin, etc.
Por otra parte amigo, que se podría haber esperado si no tiene una real dimensión de qué se hace en el país. Ecuador no es una nación exclusivamente llena de pobreza económica, sino moral. Por que por principio, el presidente, mucho más un PhD en economía, debe conocer las armas económicas y productivas del país.
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