domingo, 19 de agosto de 2007

Caminando por la Gran Manzana

Cada vez que me encuentro en esta gran ciudad y especialmente cuando tengo que regresar siento que me quedan muchas cosas pendientes por hacer y conocer, es que se trata de una ciudad en donde siempre se encuentra algo nuevo, nunca deja de asombrarte, simplemente fascinante, ahí la gente vive su vida sin preocuparse de quien vaya a su lado, casi nadie te mira y tampoco le importa lo que hagas, uno podría entrar desnudo al metro ó andar en calzoncillo por Times Square y nadie se sorprendería.

En N.Y encuentras de todo y si algo no hay allí es porque sencillamente no existe, por algo es reconocida como la Capital del Mundo, allí conviven una infinidad de culturas, cada cual vive a su manera y sin embargo cabemos todos, también es una verdadera jungla y te obliga a buscar la forma de sobrevivir, es el lugar en donde la soledad muestra su poder a pesar de estar rodeado de tanta gente.

Me encanta caminar por su calles, me gusta pararme en una de las esquinas de la Quinta Avenida y simplemente observar la gente que pasa por sus calles, algunos a paso muy rápido y seguro, otros a paso lento quizá temerosos y preocupados por el mañana, otros simplemente despreocupados y los turistas muy alegres y asombrados tomando fotografías en cada esquina, pronto me lleno de inquietudes y muchas veces sin poder hacer mucho por ayudar, pienso en los miles de inmigrantes que viven allí, quizás muchos de ellos nunca antes estuvieron siquiera en alguna cuidad pequeña pero ahora se encuentran en la gran metrópoli buscando como ganarse la vida, admiro realmente el coraje y la valentía de estos hermanos y es cuando más confirmo que Dios existe.

Una de la mejores formas de movilizarse es usar el metro, se puede comprar tarjetas para diferentes opciones dependiendo del tiempo que uno permanezca en la ciudad, por ejemplo ahora que estuve un semana compre una tarjeta con viajes ilimitados para 7 días (me costo $24) .

Yo diría que el metro es el medio más democrático que existe, ahí la desigualdad no tiene cabida, los usan blancos y negros, ricos y pobres, viejos, niños y adolescentes, es el lugar donde la indiferencia, el silencio, la soledad abraza a todos los pasajeros, todos distintos, todos juntos y separados al mismo tiempo, pero todos con el mismo objetivo llegar a casa ó a su lugar de trabajo.

A pesar de que en este viaje más que a pasear me dedique a comprar por tratarse de una buena temporada para hacerlo, no pude dejar de hacer ciertos recorridos que me gustan hacerlos cuando estoy allí, entre ellos las infaltables visitas a Times Square, Chinatown, Little Italy, Ground Zero, Soho, Canal Street, el puente de Brooklyn y el central Park.

En esta ocasión a pesar de que el día se mostraba con muchas ganas de llover decide conjuntamente con mi hermano atravesar caminando el puente de Brooklyn, tomamos el metro desde Queens y nos quedamos justamente en la estación que da el puente de Brooklyn, le verdad cuando llegamos estaba lloviendo y hacía mucho viento pero eso no fue obstáculo para emprender la travesía, mas bien me dije nunca antes había atravesado este puente con lluvia y porque ahora perderme este lindo espectáculo, realmente disfrute mucho del paseo por esta maravilla de la ingeniería, el viento que hacia era tan fuerte que el paraguas que llevaba quedo hecho pedazos al término del viaje pero valió la pena el sacrificio.

Otra de las actividades que estando allá no me la pierdo por nada, es salir a recorrer caminado el Central Park, le verdad siento que esto me fortalece el alma, es un espectáculo multirracial, encontrarse caminando con todo tipo de gente, escuchar grupos de música de todo tipo, mucha gente tomando sol, andando en bicicleta, algunos en carrozas tiradas a caballo y por último después de tan largo y placentero viaje, ya con mucha hambre cierro el periplo saboreando un típico Hot Dog de aquellos que venden aquellas múltiples caretillas que se encuentran en el parque.

Finalmente debo confesar que me gusta visitar esta ciudad, la ciudad del excusame, del sorry y del OK, porque es la ciudad en donde todos nos sentimos un poco locos.

¡Estoy deseando volver pronto¡

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