En la metrópoli de la democracia de la Arepa, realmente movilizarse dentro de la ciudad se ha convertido en un verdadero problema, a mi manera de ver, las únicas formas y casi obligadas de hacerlo son: te subes en el metro ó arriesgas tu vida viajando en una moto o te vas caminandadito como dicen algunos venezolanos, lógicamente cuando se trata de largas distancias el metro se convierte en la "mejor" opción, usar un taxi o cualquier otro medio de transporte público o privado no es posible debido al gran nivel de congestionamiento y no hay regulación "pico y placa" que le de solución.
Lamentablemente y debido a los horarios de trabajo casi siempre me toca tomar el metro en las horas pico, en la mañana aproximadamente entre las 7:00am y 8:00am y en la tarde a eso de entre las 6:00pm y 7:00pm, a mi salida en la mañana me dirijo a la estación del metro en Altamira, para trasladarme por este medio hasta la oficina ubicada a la altura de la estación de la Hoyada, mientras camino hacia la estación voy muy fresco, positivo e incluso me doy tiempo para saludar por medio de una oración a la Virgen de Coromoto en el parque Francia, siempre trato de subirme al primer tren que pasa, esto cuando es posible, ya dentro del tren comienza la incomodidad del viaje, primero a cuidar los bolsillos, incluso en cada estación por medio de los alto parlantes sugieren a los usuarios tener cuidado con sus pertenencias, algunos trenes vienen excesivamente llenos, algunos sin aire acondicionado y otros que solo llegan hasta la estación de Plaza Venezuela y ahí nos indican que tenemos que desalojar para luego tomar el siguiente tren que pase, cuando finalmente llegas al destino tu genio ya ha cambiado y hasta te bajas con ganas de golpear a alguien y por si no aprendiste en el viaje de ida, en el viaje de regreso te toca repetir la misma escena.
Bueno se acerca mi estación y comienza mi lucha por bajar, permisitico por favor que aquí me quedo….gracias, chévere, vale.
Bueno se acerca mi estación y comienza mi lucha por bajar, permisitico por favor que aquí me quedo….gracias, chévere, vale.
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